Caen las hojas

El tiempo de la espera culmina en una floración de la pobreza, porque toda esperanza obliga a la memoria a desprenderse de lo que había soñado. Desde el frondoso árbol de quien se cree dueño de su vida, van cayendo las hojas, una a una, hasta que lo que ha sido encuentra en lo profundo de su nada el fruto irreconocible de lo que es. Incluso el lenguaje se queda sin motivos para significar. Y el poema, construida la ruina del olvido, sospecha la identidad del sin sentido en la palabra del ser. Aquí y allá. Como una alfombra de instantes derrotados en busca del no tiempo. Lo sido fermenta en su silencio. El que se busca ya no puede volver.


Nanika taranai mono ga aru

ochiba suru


La sensación de que algo falta…

Caen las hojas


—TANEDA SANTÔKA, El monje desnudo [100 haikus]

Texto introductorio de José Manuel Martín Portales. Edición y traducción de Vicente Haya y Akiko Yamada

Collage, Denia

Anterior
Anterior

Dejarse ir

Siguiente
Siguiente

Contemplar