Los caminos del mundo
Contemplar silenciosamente los atlas, tumbado bocabajo sobre la alfombra, cuando tienes entre diez y trece años, es lo que te da estas ganas de dejarlo todo. Soñar con regiones como el Banato, el Caspio o Cachemira, con las músicas que resuenan en ellas, con las miradas de la gente con la que te cruzarás allí, con las ideas que te esperan… Cuando este deseo es capaz de resistir los primeros envites del sentido común, buscamos entonces razones que nos lo expliquen. Y encontramos algunas, pero todas ellas resultan endebles. En realidad, no hay palabra para nombrar aquello que te empuja. Es algo que crece en ti y que va soltando amarras, hasta que llega un día en el que, aunque no te sientas demasiado seguro, te vas de verdad. Un viaje no necesita motivos. Pronto demuestra que tiene sentido por sí mismo. Tú piensas que vas a hacer un viaje, pero muy pronto es el viaje quien te hace a ti. O quien te deshace.
Nicolas Bouvier, en Los caminos del mundo
Collage