El flâneur de las ciudades, caminar
Caminar no es solo caminar
Todo indica, eso parece al menos, que son tiempos de cambio, también de cambio generacional. Las nuevas generaciones, poco a poco, toman el poder y asaltan puestos relevantes, aíslan, apartan y en cierta forma marginan a los mayores. Es lo que toca. La pandemia COVID 19 está precipitando este cambio generacional y, a la vez, modificando formas de vida, de convivencia y trabajo. Parece también, que ahora es suficiente y se prefiere trabajar desde casa en pijama, ya no importa estar aislado salvo que se considere que internet es suficiente. Dicen que internet y la tecnología pueden llevarnos muy lejos. A lugares desconocidos, inimaginables incluso. Pero en un sentido físico, estrictamente físico parece que toca encadenarse a una silla. ¿Nos están/mos enjaulando cómo pájaros?. Este sistema de trabajo está bendecido por gobiernos y empresarios.
Fréderic Gros habla de sedentario, de ese golpeteo de dedos en un teclado que conecta a algo pero ahora parece que esto ya no se hace en instalaciones de empresa, ahora toca encerrarse y aislarse en un minúsculo cuarto de un minúsculo apartamento de cualquier lugar.
Personalmente soy uno de esos que ya no está y me encanta caminar, camino a diario. Soy un flanêur. Para mí caminar no es nuevo, siempre lo hice, caminar me amplia la imaginación y me hace sentir…importante.
El término flâneur se acuñó en el contexto de la incipiente sociedad moderna a la que dio lugar la industrialización en el París del siglo XIX. El poeta Charles Baudelaire lo menciona por primera vez en su libro Las flores del mal (Fleurs du mal, 1857) y con él describe a un personaje que camina sin rumbo por las ciudades sin ningún objetivo salvo el propio hecho de caminar. Sin embargo, pensar en él como un sencillo paseante es simplificar en exceso el concepto ya que el flanêur no sale a pasear sino un modo de relacionarse con le realidad y con el mundo.
Cuando camino me muevo por las calles con los ojos despiertos, exploro lugares y sus calles, todos los rincones, observo a las gentes con espíritu antropológico en cierta forma, observo y estudio los ritmos de moverse de otros, sus comportamientos.
Personalmente me gusta vagabundear, lo hago a veces con cierto rumbo más o menos estudiado pero lo verdaderamente fascinante es hacerlo sin rumbo fijo. Pretendo ser un observador anónimo, pasar absolutamente inadvertido entre las gentes, quiero así sentirme co-protagonista con el lugar donde estoy, y no quiero interactuar con las gestes, yo soy un flanêur.
Cuando camino siento…desconexión, es una forma de escapar, de romper con horarios y normas establecidas, me siento “fuera”. Caminar implica partir y de esta forma todo lo demás pierde importancia, significa ser alguien que se aleja de los convencionalismos sociales y que, a la vez, rechaza -de algún modo-la civilización contaminada y alienante.

























































