Estar solo

Estar solo se ha convertido en una enfermedad vergonzosa. ¿Por qué todo el mundo huye de la soledad? Porque obliga a pensar. En nuestros días, Descartes ya no escribiría «Pienso, luego existo». Diría: «Estoy solo, luego pienso.» Nadie desea la soledad porque te deja demasiado tiempo para pensar. No obstante, cuanto más piensa uno, más inteligente es, o sea, más triste.

—Frédéric Beigbeder, El amor dura tres años

Entrada a garaje, C/ Lagasca en Madrid

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