Arte y placer según Pessoa
El arte nos libra ilusoriamente de la sordidez de ser (…) El amor, el sueño, las drogas y sustancias tóxicas son formas elementales del arte, o mejor, de producir sus mismos efectos. Pero amor, sueño y drogas tienen cada uno de ellos su desilusión. El amor harta o desengaña. Del sueño se despierta, y mientras se durmió, no se vivió. Las drogas se pagan con la ruina del mismo físico al que sirvieron de estimulante. Pero en el arte no hay desilusión porque la ilusión se presupuso ya desde el principio. Del arte no existe un despertar, porque en él no dormimos, aunque hayamos soñado. En el arte no hay tributo o multa que pagar por haberlo disfrutado. El placer que el arte nos ofrece, como en cierta manera no es nuestro, no tenemos que pagarlo o arrepentirnos de él. Por arte se entiende todo lo que nos deleita sin ser nuestro: el rastro de unos pasos, la sonrisa que a alguien regalamos, el ocaso, el poema, el universo objetivo. Poseer es perder. Sentir sin poseer es guardar, porque es extraerle a una cosa su esencia.
Fernando Pessoa, El libro del desasosiego de Bernardo Soares
Ed. Seix Barral, 2010