EL HOMBRE QUE HACE FOTOGRAFÍAS A LAS PIEDRAS

La vida nos trae y nos lleva,. No hace mucho tiempo estando al borde del mar escribía…”soy afortunado, tengo la oportunidad de ver, oír y sentir el mar diariamente, puedo afirmar que siempre se muestra diferente, sus olores y colores nunca son iguales, azules, verdes, grises,... Puedo elegir y sentir en mis pies arena fina o dura roca con colores, texturas y formas insospechadas”.

Lo más difícil es no hacer nada: quedarse a solas ante el cosmos. Trabajar es aturdimiento. Quedarse sin hacer nada es la desnudez final.

C. Lispector 

El mundo es hermoso

Admitámoslo o no, el hecho de que el mundo sea hermoso es una condición previa para cualquier tipo de arte. Mucho se ha hablado acerca de la fealdad en arte, en particular refiriéndose a las nuevas formas artísticas, en particular refiriéndose a las nuevas formas artísticas, más interesadas en la objetividad que en la belleza. Básicamente, sin embargo, el culto a la fealdad y a la funcionalidad se presenta como una negación de la belleza. De hecho, no representa más que una revolución en la percepción estética, un intento de crear un nuevo concepto de belleza. En palabras de Deri: «La belleza es ese algo indefinible que tiene el poder de enriquecer a un grupo de personas relativamente pequeño, a nivel fuertemente emocional, en el momento de la percepción.»

Carl Georg Haise, El mundo es hermoso (1928), citado por Joan Fontcuberta en Estética fotográfica (Editorial Gustavo Gili)

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